La economía circular es un modelo de producción y consumo ético que establece un compromiso por parte de productores y consumidores respecto del medio ambiente, fomentando prácticas como el arrendar, compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar cada uno de los materiales involucrados en la confección de un producto, con el objetivo de extender su vida útil minimizando su huella de carbono o efecto en el medio ambiente y sumándole un valor añadido que tiene que ver con el proceso respetuoso con el planeta detrás de su fabricación.
La economía circular se diferencia del modelo tradicional que promueve la caducidad programada, ya que, el primer modelo ve como valor en el producto el hecho de que pueda durar la mayor cantidad de años posible y que, además, los materiales que lo componen y su empaque puedan reutilizarse siendo el reciclaje la última instancia de su vida.
También involucra la etapa del proceso de elaboración de los productos prefiriendo aquellos provenientes de fuentes sustentables, respetuosas también de los derechos laborales de sus empleados y que generen instancias de bienestar en la comunidad a la que pertenecen.
Actualmente resulta fundamental desarrollar este tipo de economía ya que las materias primas son finitas y la demanda, con el aumento de la población a nivel mundial, se ha acrecentado. Sumado a ello, el impacto negativo que provoca en el medio ambiente la extracción de materias primas se hace insostenible, sin considerar el efecto de la contaminación, por ejemplo de materiales como el plástico, altamente utilizado en industrias como la del empaque y que durante muchas generaciones, solo se le ha considerado como un material que se “usa y se bota” al basurero.
El gran reto de nuestra Sociedad es cambiar esa cultura de “usar y botar” en todos los niveles, desde la producción hasta el consumo final, y es para ello que se requieren nuevas normas y reglamentos que nos guíen en la forma de actuar al producir y consumir para disminuir al impacto en el Medio Ambiente.
La ley N° 20.920, conocida como REP (Ley de Reciclaje y Responsabilidad extendida al Productor) es una ley nacional que busca generar una actitud activa por parte del productor de un producto prioritario en relación a hacerse responsable de los residuos que genera su quehacer y a innovar de modo que lo que produzca pueda reutilizarse y cuente con materiales reciclables. Todo esto con la finalidad de proteger el medio ambiente y la salud de la gente https://economiacircular.mma.gob.cl/ley-rep/ Según la definición de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), se entiende por REP “un abordaje de política ambiental en la que la responsabilidad de un productor hacia un producto se extiende a la etapa post consumidor en el ciclo de vida completo de un producto”.
El productor, bajo esta ley, debe generar mecanismos para reducir los residuos involucrados con la elaboración y distribución de sus productos, considerando que éstos son vendidos en el país. El Estado, para colaborar en esta tarea, ha gestionado fondos dirigidos a financiar proyectos, programas y acciones por parte de los municipios con el fin de minimizar la generación de residuos y promover la reutilización y el reciclaje de éstos.
Producto prioritario: Se define como sustancia u objeto que una vez transformado en residuo, por su volumen, peligrosidad o presencia de recursos aprovechables, queda sujeto a las obligaciones de la responsabilidad extendida del productor, en conformidad a esta ley. En su lista están (según Art nro. 10):
La responsabilidad extendida del productor aplicará a las categorías o subcategorías definidas en los respectivos decretos supremos que establezcan metas y otras obligaciones asociadas, a los productos prioritarios.
Por último, existe un mecanismo para supervisar el cumplimiento de la ley por parte de todos los involucrados en el proceso y las sanciones para quienes insistan en trabajar al margen de lo establecido.
A esta ley se sumó la ley de reciclaje y valorización de envases y embalaje, que entró en vigencia el 16 de marzo de 2021, fecha en que se hizo pública en el Diario Oficial. De este modo, el consumidor asume también un rol activo respecto de las políticas ambientales ya que el gobierno exigirá a las empresas el proveer camiones de reciclaje en cada punto del país, permitiendo masificar y democratizar este servicio. En este escenario, el rol de la empresa será el de gestionar la recolección y reciclaje de los productos diferenciadamente.
Ejemplo
La ley REP busca que los productores innoven en cuanto a la creación de Sistemas Individuales de Gestión. Por ejemplo, una empresa que produce detergentes deberá formular el producto de manera biocompatible y biodegradable para no contaminar las aguas, pero, además, tendrá que procurar que sus envases estén elaborados a partir de materias primas de fuentes respetuosas del medio ambiente, que tengan una vida útil extensa y que sus componentes, finalmente, puedan reciclarse. Para ello deberá implementar un modelo de negocio que permita la reutilización de envases por parte del consumidor poniendo a su alcance puntos para recargar el detergente, fomentando este hábito a través de un incentivo monetario (reducción del costo de recarga) y reciclar los envases (lo que podría hacerse en el mismo punto) que han llegado al final de su vida útil. Sumado a lo anterior, los productores deberán encargase de la recolección de envases y su reciclaje e, incluso, podrían generar una central que limpie las aguas (por el uso de detergente) o las reutilice en otro tipo de operación.
La economía circular es una iniciativa respetuosa con el medio ambiente y con la vida de las personas, por lo que, todas las empresas deberían considerar sumarse a este modelo.
No quedan ajenas a esta iniciativa, los participantes de la cadena de suministros, desde el productor hasta el consumidor, para ser también agentes sustentables.
AT Logística S.A., https://www.atlogistica.cl/, como Empresa de Logística, con operaciones de transporte y distribución de productos, se ha sumado en alinearse a esta importante Ley y ver cómo impacta en sus operaciones y las de sus Clientes, tanto en los productos que deben ser tratados según esta Ley, como también en los envases y embalajes industriales, con que se mueven los productos durante toda su cadena logística, tales como, pallets, bolsas de contención, bolsones, IBCs, eslingas, etc.